sábado, 3 de marzo de 2007

Cuentos del metrobús

Podría contar acerca de cómo aprendí a evitar sentarme junto a la ventana del metrobús después de haber sido atacada por el escupitajo en retroceso de la inmundicia humanoide que iba en el asiento delantero. Pero aún no me recupero del impacto que recibí sobre la mejilla derecha.
Prefiero revelar mis testimonios de los eventos insólitos, absurdos e infames que he presenciado durante años casi a diario.
Sea cual fuere la ruta, la zona de la ciudad, la duración del trayecto y el conductor, no hay diferencia en el comportamiento de los usuarios ni de los que se mueven alrededor.
Recuerdo una tarde, cerca de las seis. El metrobús había llegado a la parada de la Policía de Baruta. La fila de gente esperando al esporádico transporte se convirtió en una bola informe, zumbante, que trataba de filtrarse por las puertas de entrada y salida. Un hombre al que le calculo cincuenta años, endurecidos, además, por el trabajo pesado se abría paso a empujones entre la masa de pasajeros que estaban de pie adentro del autobús. Al mismo tiempo vociferaba del modo en que lo hacen los alcohólicos: "¡Permiso, no joda! Parecen unos miércoles!" (como decimos en Venezuela para calificar a los estorbos). Una señora le dijo: "¡No empuje, no sea animal!". Eso fue suficiente para que el hombre se albororara más y gritara: "¡Yo estoy pidiendo permiso civilizadamente!", frase que marcó con un gesto que inevitablemente dio en la cara de otro hombre y empezó la trifulca.

Imagínense una trifulca dentro de un autobús atestato de gente. Ahí los dejé cuando llegué a mi parada, que era la siguiente. Crucé la calle y los vi alejarse, guiados por un chofer que lucía imperturbable ante el zaperoco.
Glosario:
Metrobús: autobús que sirve como transporte externo del Metro de Caracas.
Miércoles: término usado en Venezuela para referirse a algo que estorba.
Zaperoco: confusión, revuelta, pandemonium.